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30 AGOSTO

AGROBIOTECNOLOGÍA

Maíz: Un cultivo que ahora crece con un envión de tecnología

Maíz: Un cultivo que ahora crece con un envión de tecnología

La inversión en genética de punta creció en el cultivo, pero falta fertilizar más y realizar análisis de suelo. La campaña 2018/19 promete una nueva expansión de área de maíz que, de concretarse, la colocaría nuevamente en valores récord de siembra.



Por Sofía Gayo

En paralelo, el escenario climático y la relación insumo/producto son señales positivas ante la oportunidad de lograr una mayor producción a nivel país, incluso histórica, en la cual la tecnología cumpliría un rol fundamental.

En este sentido es interesante realizar un repaso de las principales tecnologías aplicadas al cereal, cuya tendencia cambió en las últimas campañas.

Según el Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, desde la campaña 2010/11 hasta la 2014/15 se produjo un descenso sostenido en la tecnología aplicada en maíz, porque los planteos se volvieron más defensivos.

A partir de la campaña 2016/17, el nuevo escenario comercial representó para los productores el incentivo necesario para recuperar e incrementar la superficie destinada al cultivo, acompañada de mayor tecnología, para producir más y mejor.

El uso de genética de punta en maíz viene en crecimiento, sobre todo durante los últimos dos años, por una mayor decisión de inversión por parte del productor como también por la oferta comercial de estos materiales. La utilización de híbridos con eventos biotecnológicos apilados para control de lepidópteros creció de un 25% en el ciclo 2012/13 a más del 75 % en 2017/18, y se espera que esta tendencia continúe en la próxima campaña 2018/19.

La genética de semillas es una importante herramienta de manejo del cultivo y para garantizar la eficacia de estas tecnologías a lo largo del tiempo debe prestarse especial atención al cuidado de las mismas. Según datos del ReTAA, en el ciclo 2016/17 el 23 % de los productores de maíz sembraron refugio en aquellos lotes con evento Bt para el control de insectos. En la campaña 2017/18, que está finalizando, el dato preliminar muestra que la siembra de refugio aumentó a un 33 % de los productores en la Argentina.

Si bien esta práctica ha mejorado notablemente en relación a la campaña previa, queda aún mucho por hacer en este aspecto. La siembra del refugio asegura una porción del lote sembrada con híbridos sin evento Bt, lo cual mantiene baja la frecuencia de insectos resistentes a estas proteínas.

Esto permite seguir utilizando los materiales de maíz que hoy existen y que dan pie a más y mejor producción en Argentina, considerando también que por el momento no se prevén nuevos eventos biotecnológicos en el mercado que sean disruptivos en este sentido.

Otro factor tecnológico de importancia en maíz es la fertilización del cultivo, en donde no sólo se relaciona la cantidad y el tipo de fertilizante aplicado sino también el manejo del suelo y las decisiones que implica esta práctica.

A modo de ejemplo, el cultivo de maíz con destino grano comercial recibió el 44 % del total de fertilizantes nitrogenados aplicados en el ciclo 2016/17, y los datos preliminares para la campaña 2017/18 indican una importancia similar respecto de otros cultivos.

El cambio de esquema que se observó en 2015 tuvo impacto en el uso de estas tecnologías. Tal es el caso del fertilizante urea. En maíz ,el promedio de uso en 2014/15 fue de 90 kilos por hectárea, pero en 2016/17 este valor trepó a 120 kilos por hectárea, como promedio aplicado a nivel nacional.

Si bien hubo un progreso importante, el balance de nutrientes aún sigue siendo negativo. En la campaña 2016/17, la reposición de nutrientes (nitrógeno, fósforo y azufre) en maíz fue del 48% en Argentina, como balance entre lo aplicado vía fertilización y lo extraído a cosecha.

En paralelo, el ReTAA estimó en su última medición que solamente el 17 % de los productores de maíz realizó muestreo de suelos para un diagnóstico de fertilidad, y en función de ello y de los objetivos de producción, planificar la fertilización del cultivo. Se debe seguir trabajando este aspecto para mejorar el balance en los suelos y asegurar la sostenibilidad del sistema en su conjunto.

Luego de una breve revisión de los datos es evidente que no sólo importa la incorporación de tecnología en forma de insumos, como son las semillas o los fertilizantes, sino que a través del manejo del cultivo se mejora su utilización y se asegura un uso eficiente de los recursos.

En esta nueva campaña que se inicia para el cultivo de maíz, con un escenario favorable en términos de clima e indicadores económicos, al momento de planificar será clave pensar en conjunto las tecnologías que se van a utilizar y qué procesos irán asociados a ellas para marcar la diferencia.

Nota de redacción: la autora es integrante del Departamento de Investigación y Prospectiva de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Publicado: 30 de agosto de 2018

Fuente: Clarín Rural

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